La Fiscalía desechó pruebas contra ‘El Gil’
septiembre 6, 2019Samuel Ventura Ramos, juez primero de Distrito de Procesos Penales Federales en Tamaulipas, las grabaciones que enviaron autoridades de Estados Unidos y que involucran a Gildardo López Astudillo, El Cabo Gil, en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, y ese elemento no fue tomado en cuenta.
Funcionarios federales aseguran que una vez cerrada la etapa de instrucción, y como el juicio se desarrolló bajo el anterior sistema penal, el Ministerio Público Federal está imposibilitado a seguir investigando a un presunto responsable de un delito.
En el nuevo sistema de justicia penal la ruta es diferente, ya que este mecanismo permite que la FGR siga con su indagatoria durante determinado tiempo, el cual se establece con aprobación de jueces federales.
El juez Ventura Ramos determinó que no existían elementos para acreditar el delito de delincuencia organizada, y desestimó 44 pruebas con las que se pretendía demostrar la responsabilidad de López Astudillo en el delito de secuestro contra los 43 normalistas de Ayotzinapa, quienes fueron privados de su libertad y presuntamente asesinados entre la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre de 2014.
En torno a la liberación de El Cabo Gil, identificado como uno de los líderes regionales del cártel de Guerreros Unidos en Guerrero, la FGR señaló que las pruebas para demostrar la responsabilidad de López Astudillo se presentaron en tiempo para ser consideradas por el juzgador del caso.
Entre las pruebas aportadas para imputar la participación de El Cabo Gil en lo sucedido, el Ministerio Público Federal incluyó grabaciones de llamadas telefónicas y mensajes enviados a través de mensajería de Blackberry.
Las grabaciones las obtuvo la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en ingles) mediante intervenciones legales entre septiembre de 2013 y octubre de 2014 y las entregó de manera certificada a la FGR, que las había requerido a través de mecanismos jurídicos internacionales.
De acuerdo con las fuentes consultadas, las grabaciones contienen datos de cómo se ordenó actuar en contra de los estudiantes y en ellas se registra a los jefes de Guerreros Unidos que operaban desde Chicago y Oklahoma, Estados Unidos, identificados como Roberto Sánchez, Eliseo Betancourt, Isaías Mandujano, Pablo Vega Cuevas y Alexander Figueroa.